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CNT nº 384 – Diciembre 2011

El PP, como estaba previsto, se ha hecho con el con la mayoría absoluta de diputados en el congreso, y con ello con el gobierno. No obstante, y también como estaba previsto, esto ha importado bien poco a los “mercados” y por tanto, los especuladores siguen al acecho para conseguir el máximo beneficio de la pésima situación económica de los estados europeos.
¿Y ahora qué? En el fondo, tanto votantes como  no votantes sabemos que las políticas que se ejecuten desde el gobierno no vendrán dadas por los programas electorales, o por la supuesta ideología que nuestros representantes dicen defender. El estado español necesitará en 2012 acudir a los mercados financieros internacionales para conseguir una media de 900 millones de euros diarios para poder financiarse. ¿A quién tendrá que atender? ¿A quienes depositan una simple papeleta una vez cada cuatro años o quienes tienen que evitar su suspensión de pagos? ¿A quiénes favorecerá? ¿De quiénes depende? La sociedad ha votado al PP sin saber –ni querer saber- qué medidas va a poner en marcha, con el pleno convencimiento de que lo que ocurra a partir de ahora depende casi en exclusiva de los avatares de la economía europea e internacional.

Porque después de los resultados electorales, ¿qué nos queda a la gente que tenemos que trabajar día tras día para seguir sobreviviendo? ¿o  quienes ni siquiera encuentran trabajo? ¿será más dulce la siguiente reforma laboral? ¿nos importarán menos los derechos que perdemos? ¿qué nos soluciona el “cambio”? ¿nos convierte en algo distinto?. Habrá quienes dirán que esto es pura demagogia; entonces, ¿qué pensarán de los programas electorales? ¿de los discursos políticos?  Demagogia es pensar que algo cambiará en este mundo, en nuestro mundo, sin que nosotros, nosotras cambiemos nuestra forma de mirar, de ver y de afrontar nuestra propia vida.

Por eso, más allá de 20-N y de que cada cual votase o no, lo que la CNT propone es un cambio real en nuestra forma de ver las cosas. Que seamos capaces de asomarnos a lo que hacemos, a cómo vivimos, a cómo trabajamos, a cómo nos relacionamos y a qué queremos.

Con frecuencia, en torno a las elecciones, se nos pregunta a los y las anarcosindicalistas qué ofrecemos, qué programa proponemos, cómo se organizaría la sociedad sin gobiernos. La CNT no es un partido político. No hay promesas para hoy y mentiras para mañana. Es la sociedad organizada la que tiene que ir construyendo su futuro.

La CNT hoy dice a las y los trabajadores que necesitamos, más que nunca, empezar a mirar lo que durante muchos años no hemos querido ver. Que la relativa comodidad con la que el capitalismo ha comprado las voluntades durante los últimos treinta años, se acaba. Que ningún gobierno nos salvará, que nadie va a soportar por nosotros y nosotras las duras condiciones de vida que tenemos por delante.

Lo que propone la CNT es creer en la autoorganización de la clase trabajadora. Y ponerla en marcha. Para aprender a resolver los problemas de cada cual de forma colectiva, pero también para proporcionarnos una dignidad que hemos vendido por una televisión por cable. Porque la fuerza de las y los trabajadores está en su unión, más allá de sus ideas, sus creencias, o su voto.

Necesitamos introducir la lucha sindical dentro del corazón del sistema. Porque la base de la economía sigue siendo el trabajo y sólo podremos cambiar la sociedad si cambiamos radicalmente el trabajo y la manera de trabajar, organizándonos en la fábrica,  en el campo, en el centro de trabajo, sea éste el que sea; quienes no tienen trabajo, en las calles y los barrios; la sociedad en su conjunto, en ateneos y asociaciones libres de todo tipo.

De esa organización, de esa autogestión obrera han de salir la estructura de otra sociedad, otra economía, otra enseñanza, otra salud, otro consumo, otra relación con el entorno; otra vida.

Y porque queremos estar en ese proceso, la CNT está en la calle y en la lucha todos los días. No hacemos campañas electorales de ninguna clase. No ofrecemos descuentos ni promociones. No tenemos sindicalistas profesionales, ni liberados. Tampoco queremos el dinero del estado, ni el de las empresas. No tenemos el apoyo de ningún grupo mediático; al contrario, nuestro discurso es reducido al silencio las más de las veces.

Y a pesar de todo eso, la CNT hace sindicalismo en las empresas en las que está presente, luchando con todos los medios a su alcance. Anarcosindicalismo para la defensa de los derechos de la clase  trabajadora; fortalecimiento de la idea libertaria para convencer de que es el momento de organizarse y actuar. La CNT se construye, día a día, por el trabajo de sus militantes y para contribuir a ese cambio. Ésa es nuestra fuerza y ése es nuestro programa.

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